EL ORDEN DIGITAL

martes, 20 de agosto de 2013

Puerto Deseado: Marinero español agradece a quienes le salvaron la vida "Llegué muerto y aquí estoy"




Jorge Iglesias González tiene treinta y seis años. Se dedicaba a la construcción y un día, tres años atrás, se hizo a la mar. Casi perdió la vida en un fuerte accidente, hace quince días. Luego de pasar cinco días en estado de coma agradece emocionado a médicos y personal del Hospital de Puerto Deseado y dice: "me los llevo a todos como una familia".

Hace dos semanas, un operativo de aeroevacuación protagonizado por un helicóptero y un avión de la Prefectura Naval Argentina generó preocupación, especialmente en los operadores marítimos y sectores relacionados con el puerto, ante el grave accidente sufrido por un joven tripulante español. El accidente se produjo a bordo del barco José Antonio Nores, que tiene asiento en el puerto de Montevideo, y fue durante una maniobra de pesca, según se pudo establecer. "Es un barco que estaba trabajando desde el puerto de Montevideo, fuera de nuestra Zona Económica, y en estos casos Prefectura también asiste cuando lo requiere la empresa armadora", precisó el titular de la Prefectura Puerto Deseado, Germán González.
Ahora, el protagonista de la historia, Jorge Iglesias González, nativo de Pontevedra, Galicia, en el noreste de España, puede contar lo que recuerda. Admite que está mucho mejor, aclarando que "eso es por fuera solo, por dentro estamos un poquito lastimados aún". "Ha pasado una semana y poquito de que estuve muerto, estuve cinco días en coma, estuve entubado, aquí estamos", sostiene, sonriente y emocionado.
El coma y el despertar
De visita en los estudios de FM Desiré, explica que no tiene ningún recuerdo del momento preciso del accidente ni de lo que sobrevino después, con el rápido traslado, las intervenciones quirúrgicas y el período en que permaneció en coma en el Hospital Distrital de Puerto Deseado. "No recuerdo nada,  y mejor así, creo yo. Creo que sí se queda así es mejor", dice el marinero. 
Entre otras cosas que ocurrieron durante su estado inconsciente, su esposa Ana se trasladó desde Galicia hasta Deseado para acompañarlo. "El mismo día que desperté gracias a Dios estaba mi señora: hay que imaginarse...  a 10.400 km de mi casa, si uno se despierta y se encuentra solo como sería la cosa también, ¿no?", reflexiona.
Ana, con quien vive desde hace siete años, evita los micrófonos frente a las fuertes emociones vividas. "Estamos más juntos, inseparables. porque es mi vida, mi esposa para mí es mi vida y yo creo que siempre lo será por lo que la quiero y ella me quiere mucho también", manifiesta el convalesciente, quien todavía debe someterse a algunos controles médicos antes de ser dado de alta.. 
Agradece al Hospital
Después de su estado grave, Iglesias González menciona su estadía en el nosocomio: "mi experiencia en el hospital no tiene queja ninguna con nadie, todo lo contrario. Todo el mundo se volcaba en mí; “¿necesitas algo?” “¿quieres algo?” “¿te traigo algo?” “Quieto, que lo hago yo” “Lo hago por ti”. Tuve de todo y todo el apoyo ahí dentro, todo lo que un ser humano, hablando desde la humanidad en el corazón, puede necesitar. No tengo nada que decir malo, todo lo contrario. Todos son unas bellísimas personas, unos excelentes profesionales, me salvaron la vida. De hecho estoy aquí, llegué muerto y acá estoy. A una semana y pico estoy andando, un poco magulladito pero acá estoy hablando con ustedes", se entusiasma. 
Al mismo tiempo que destaca la intervención de todos los médicos, señala que "hay un enfermero que me cortó el pelo incluso dentro del lugar. Me ven con el pelo corto y es mérito del enfermero,  Matías, un amigo del alma, que lo quiero con locura". 
La dura vida de a bordo
En otro tramo de la entrevista comentó que hacía tres años que trabajaba en la pesca "porque yo me dedico a la construcción. Me dedicaba... pero lo que pasa es que España está como está, y uno tiene que buscarse la vida entonces me saqué el titulo del mar y pal mar vamos. Tuve la oportunidad".
Nuevamente se emociona al hablar de su lugar, Pontevedra: "muy lindo, hay de todo: montañas, playas, verde, agua, de todo, sol, lluvia, ¿Qué voy a decir de mi tierra? Que es espectacular", y añade: "me los llevo a todos como una familia, como una familia, no como amigos y esto va mucho más allá, esto ya se convirtió para mí en algo más. Esto es una familia para mí. Me llevo de aquí de Argentina lo mejor, os lo juro y no es mentira alguna, me voy maravillado del trato que he recibido acá".
"Ya no creo que vuelva para el mar, no porque me ha quedado muy calado, muy adentro, y no creo, ya mi mujer tampoco quiere y en eso coincidimos porque fue un shock, un golpe muy fuerte este para mí y te planteas  las cosas de otra manera porque aquí estamos de paso. Cuando el otro no quiere te vas y no vuelves. A mí me dejó venir de vuelta, no sé porque, no sé qué pasaría ahí arriba pero bien, estoy contento. Estar a bordo no es un paseo por el parque, estar a bordo es estar con los cinco sentidos alertas seguido porque cualquier despiste puede ser fatal, hay que andar lúcido, hay que andar bicho, hay que andar ágil y seguido", concluye.

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